Muchos de nosotrxs deseamos que nuestras rutinas sean sostenibles para el planeta pero nos resulta difícil distinguir cuáles son los criterios a tener en cuenta para lograrlo. Si esta es tu inquietud, estás en el lugar correcto. En este artículo te vamos a ayudar a identificar los productos que son sostenibles y adecuados para tu hogar y el bienestar de tus seres queridos.
¡Sigue leyendo para descubrir cómo hacerlo de una forma sencilla y desarrollando tu propio criterio!
El mercado cada vez nos ofrece más y más productos que ellos mismos califican de ecológicos, sostenibles, amigables con el medio ambiente, etc. Entre tanta oferta y saturación de información, ¿cómo podemos saber cuál es la mejor solución?
La mala noticia es que no existe un producto sostenible 100% para todas las personas. La buena es que, ante todas esas opciones, siempre hay una alternativa que sí cumple con nuestra situación personal, de implicación ambiental y de poder adquisitivo.
Vamos a ir pasito a paso desgranando toda la información que necesitas para saber si un producto es sostenible o no lo es.
¿Cómo saber si un producto es sostenible?
Estrictamente, un producto es sostenible si cumple con los criterios de sostenibilidad en todos sus ámbitos. Es decir, su producción se puede mantener a lo largo del tiempo, tanto en lo social, como en lo económico y en lo ambiental.
A continuación os describimos en qué consiste lograr la sostenibilidad en cada uno de estos ámbitos:
Originalmente la idea de sostenibilidad social involucraba solamente a los trabajadores de las empresas directamente implicadas en la fase de producción. De esta manera, para que un producto fuese calificado de sostenible, las condiciones laborales de los trabajadores debían ser dignas.
A día de hoy, también debemos incluir que la actividad industrial (sobre todo en las fases de extracción y producción del producto) garanticen el bienestar de las comunidades locales que se ven afectadas por estas actividades.
Últimamente el consumidor ha desarrollado conciencia acerca de la sostenibilidad social de los productos. Esto ha provocado que diversos medios de difusión (e incluso los propios empresarios) hayan comenzado a dar transparencia a las condiciones laborales de los trabajadores y a las consecuencias colaterales de sus actividades industriales.
A pesar de estos avances, aún queda mucho camino por andar, especialmente en el caso de producciones en países muy alejados de nosotros, dónde la transparencia de la información se va empañando con la distancia, o en ciertos lugares con carencias legislativas.
Desde el punto de vista económico
La mentalidad empresarial actual no contempla que sus actividades no reporten beneficios económicos. Sí recogen la conveniencia de realizar inversiones en sostenibilidad que produzcan rentabilidad en periodos más o menos dilatados en el tiempo. No en vano está demostrado que las inversiones en sostenibilidad son económicamente rentables.
Desgraciadamente, los plazos de retorno de este tipo de inversiones suelen ser medianos y algunas mentalidades empresariales son cortoplacistas. Esto provoca que en muchas empresas la optimización de la sostenibilidad en los procesos se ralentice en pro de un beneficio económico veloz.
Dejando a un lado la viabilidad económica de la producción industrial y a las empresas, los consumidores debemos pensar en la sostenibilidad de nuestra propia economía y optar por opciones que sean económicamente sostenibles para nuestro hogar y nuestro entorno.
Desde el punto de vista medioambiental
Un producto será ambientalmente sostenible si tiene un bajo impacto ambiental.
Darnos cuenta de que todos los productos tienen impacto ambiental (muchas veces elevado) no es una labor sencilla. Especialmente cuando encontramos fácilmente a nuestro alcance mucho más de lo que podemos imaginar y desear en locales comerciales y tiendas online.
Sin embargo, detrás de cada producto accesible para nosotros suele haber un largo camino recorrido y una serie de procesos y actividades industriales complejas. Todas ellas tienen impacto en el medio ambiente y pueden ser más o menos dañinas según las prácticas concretas de cada empresa implicada en sus procesos.
Para valorar de forma sencilla esta complejidad, podemos fragmentar los impactos ambientales que tienen lugar en cada eslabón de la cadena de procesado del producto. Nos referimos a las numerosas fases que tienen lugar desde la extracción de los recursos necesarios para su fabricación hasta su desecho después de que finalice su tiempo de vida útil. A este conjunto de fases se les llama ciclo de vida.
Analizar el ciclo de vida del producto nos ayudará a conocer la magnitud y el tipo de impacto ambiental provocado en cada fase del ciclo de vida. Así lograremos entender realmente las implicaciones ambientales que tiene la industria y nuestro consumo.
(Entrando en el artículo sobre ciclo de vida podéis leer info más detallada sobre los procesos. También tendréis acceso a dos infografías: La primera resume las diferentes fases del ciclo de vida un producto y la segunda muestra el posible impacto ambiental causado por la actividad industrial y humana.)
Cuanto más bajo sea el impacto ambiental del producto a nivel global, más sostenible será. Idealmente, cada fase del ciclo de vida del producto debe ser ambientalmente sostenible.
Desde la durabilidad
Como ya mencionamos, el tiempo es un factor clave cuando hablamos de sostenibilidad y hay que tenerlo en cuenta a la hora de reconocer si un producto es sostenible o no lo es.
Esto es así porque el mayor impacto ambiental de los productos tiene lugar durante las fases de su producción, transporte y desecho.
Sin embargo, el impacto ambiental de los productos se minimiza durante su uso. Además, en este periodo el producto está cumpliendo la función para la cuál fue concebido, nos está prestando un servicio.
Esto implica que la durabilidad de los productos también determina la posible clasificación de un producto como sostenible.
Desde nuestras circunstancias personales
Cada uno de nosotros se encuentra situado en un contexto individual propio con unas necesidades, un cierto acceso a servicios y unas limitaciones determinadas.
Estas circunstancias personales son factores de gran importancia que determinan el impacto ambiental que tiene el consumo de un producto concreto.
Por ejemplo: Imaginemos un producto que ha sido elaborado con muy bajo impacto ambiental en Ecuador, lo compramos en una tienda online con envío al día siguiente a nuestro hogar. Para llegar a tiempo tiene que ser transportado primero en furgoneta hasta el aeropuerto, después en avión y por último otra vez en furgoneta hasta llegar a su destino en España. El producto ha sido elaborado de forma sostenible en su lugar de origen pero, ¿seguirá siendo un producto sostenible tras un viaje intercontinental?
La respuesta es que no.
El transporte (tanto aéreo, como en carretera) tiene mucho impacto ambiental porque libera gran cantidad de gases efecto invernadero. Por otro lado, requerirá de embalajes para no dañarse durante los trayectos, los cuáles también incrementarán el impacto ambiental de este producto que en su lugar de origen era sostenible.
Esto significa que no existen soluciones universales para saber qué producto determinado es más sostenible para todos los habitantes del mundo.
Lo que sí existen son unos criterios comunes para todos nosotros que nos permiten escoger la solución más sostenible en función de nuestra situación particular. Lo veremos en la siguiente sección:
Guía rápida para identificar productos sostenibles
En esta sección os ofrecemos un resumen de los criterios a tener en cuenta para escoger productos sostenibles de forma adaptada a nuestras circunstancias personales.
¿El producto es sostenible durante la fase de extracción de recursos y en su producción?
Para los consumidores resulta especialmente difícil mantenerse informado acerca de las condiciones de extracción y producción de las mercancías que compramos. Cuánto más lejos de nosotros se lleven a cabo estos procesos, más opaca se torna la información a la que tenemos acceso.
Las instituciones son conscientes de esta problemática y del interés del consumidor coherente por conocer las condiciones de elaboración de los productos. Por esta razón, han surgido múltiples sellos de calidad que demuestran la sostenibilidad y el grado de compromiso social y ambiental de las marcas que los portan.
En la imagen que inicia el artículo os mostramos las certificaciones más significativas a este nivel.
¿El producto minimiza la emisión de gases efecto invernadero causada por el transporte?
Los GEI se producen en varias etapas del ciclo de vida del producto. En nuestra mano está minimizar la emisiones de GEI durante la etapa de transporte:
- Eligiendo productos de producción local (también llamados de proximidad o kilómetro cero).
- Comprando en comercios locales y en tiendas físicas.
- Si decidimos comprar online, que sea en tiendas ubicadas (al menos) en nuestro país.
¿El producto minimiza el impacto ambiental de los materiales usados para el empaquetado?
Hoy en día, las empresas investigan e invierten en el ecodiseño de envases con mínimo impacto y que se adapten a la economía circular y al reciclaje.
Es un tema extenso y en próximos artículos podemos tratarlo si tenéis interés. En este artículo estableceremos los siguientes criterios rápidos:
- Comprando a granel.
- Eligiendo productos duraderos.
- Evitando los productos y los envases desechables o de un solo uso.
- Evitando las compras monodosis o en envases individualizados.
Reduciendo los plásticos utilizados en los envases. - Eligiendo plásticos reciclados y reciclables. Por ejemplo: PET.
- Eligiendo papel y cartón reciclado y reciclable, sin blanquear. En su defecto, elige papel que proceda de fuentes de explotación sostenible.
- Siendo consciente de que el vidrio es un material 100% reciclable.
- Siendo consciente de que los envases mixtos no son reciclables. Por ejemplo: los tetrabricks o los tubos de pasta de dientes.
- En compras online, valorando la sostenibilidad de los embalajes (se les pueden aplicar todos los criterios anteriores).
¿El producto minimiza los vertidos tóxicos durante su ciclo de vida?
Las fases de extracción y producción implican procesos químicos e industriales que pueden ser muy dañinos para los entornos y están totalmente fuera del alcance del consumidor. Podemos prevenir daños ambientales teniendo en cuenta los siguientes factores:
- Eligiendo productos (y países de fabricación) que ofrezcan garantías de una adecuada gestión medioambiental.
- Escogiendo productos cuyos residuos sean químicamente inocuos para las aguas y los seres vivos.
- Evitando productos originados en producciones masivas e intensivas.
Todos estos factores se pueden valorar rápidamente mediante sellos de calidad que resultan indicativos de buenas prácticas industriales y que mostramos al inicio del post.
¿El producto minimiza su impacto ambiental durante el desecho y la gestión de sus residuos?
Cuando un producto termina su ciclo de vida en nuestro hogar, da comienzo la vida del residuo.
Decimos esto porque los sistemas de recogida de basura en la mayoría de las ciudades son bastante cómodos para el ciudadano. Desgraciadamente, no podemos inferir que los sistemas de gestión de residuos están igualmente evolucionados.
Con esto indicamos que, dependiendo del lugar donde nos encontremos, la gestión de residuos y su reciclaje serán más o menos eficientes.
Así que nosotras recomendamos conocer cuáles son las facilidades para el reciclaje de cada tipo de residuos en la zona concreta donde nos encontramos y a partir de ahí valorar qué residuos decidimos generar.
Por ejemplo: Elegir productos reciclables sólo reducirá su impacto ambiental si se realiza recogida de basura selectiva en las proximidades de tu hogar y si son llevados a una planta de separación y reciclado para el tipo de residuo generado. Por eso no olvides nunca que el mejor residuo es el que no se genera.
Conclusiones
Identificar qué productos del mercado son sostenibles implica tener una serie de conocimientos previos acerca de cómo se llevan a cabo los procesos industriales y los impactos ambientales que son consecuencia de dichos procesos. Pero si tenemos calma e interés podemos lograr desarrollar nuestro propio criterio y no bloquearnos ante el exceso de información y ofertas que, muchas veces, nos rodea. Por último, los sellos de sostenibilidad que ofrecen las instituciones nos ayudan a identificar qué productos cumplen determinados requisitos de calidad para el entorno.
Esperamos que este artículo te haya servido como guía definitiva para identificar qué productos son sostenibles en tu entorno natural y familiar. Si te interesan contenidos similares, puedes suscribirte a nuestro boletín de noticias para recibir información sobre ellos directamente en la bandeja de entrada de tu email.
Muchas gracias por tu interés en alcanzar una Vida Sostenible, ¡entre todos lo conseguiremos!
¡Salud y fuerza!